Didáctica de la enseñanza de las lenguas extranjeras
Evaluación
inicial, formativa y final - Rúbricas para evaluar la expresión oral y escrita
La segunda temática que
analizamos durante las últimas dos clases de “Didáctica de la enseñanza de las
lenguas extranjeras” con Cristina, fue la presentación de la evaluación
inicial, formativa, final, y la presentación de rúbricas para evaluar la
expresión oral y escrita. En esta entrada me gustaría hacer una breve introducción
sobre los diferentes instrumentos de evaluación para luego pasar a un pequeño
análisis de como debería y no debería hacerse una rúbrica.
Como acabo de decir,
existen diferentes instrumentos de evaluación. Los de mi generación estamos
acostumbrados a los típicos exámenes escritos que comprobaban nuestros
conocimientos acerca de lo que habíamos aprendido sobre una temática o unidad.
En mi caso, en la escuela italiana, estas pruebas no solamente eran escritas sino
también orales, en todas las materias, es decir que por cada unidad didáctica
había un examen oral y uno escrito; el primero tenía lugar a lo largo de la
impartición del tema, mientras el segundo se usaba como prueba final de la unidad.
Y lo cierto es que en ningún momento los profesores nos entregaban los
criterios con los que nos evaluaban, tan solo nos acostumbrábamos, a lo largo
del curso y de los años, a entender como evaluaba cada profesor. Hoy en día, el
sistema escolar está tratando de cambiar, difundiendo más información tanto a
los padres como al alumnado sobre todo lo que ocurre dentro de la escuela y de
las aulas y sobre el sistema de enseñanza-aprendizaje, e introduciendo nuevos
instrumentos de evaluación para convertir esta última en una herramienta más
apropiada, equilibrada y completa. Entre estos instrumentos se encuentran charlas/entrevistas,
cuestionarios, observaciones, diarios, portafolios, checklists, baremos y
rúbricas. Estas últimas se crean a través de tablas que contienen criterios coherentes
con el trabajo del alumnado que se va a evaluar y las descripciones de los niveles
de calidad de ejecución en estos criterios. Además, se utilizan para valuar procesos
y productos, aunque no se emita juicio. Las Rúbricas se consideran las más
correctas, objetivas y efectivas, por ser muy completas y útiles tanto para el
profesor como para el alumnado. Sin embargo, suelen ser al mismo tiempo el instrumento
más complejo de crear, y al respecto os quería dejar un ejemplo de como tiene y
no tiene que ser una rúbrica.
Justo antes de empezar
a escribir esta entrada, me pasó algo interesante. Decidí acceder a la web y
editar en Google “rúbricas de evaluación”, con la intención de encontrar a
documentos de profesores, de universidades o institutos, del ministerio de educación
etc. que hablaran de cómo utilizar las rúbricas en la enseñanza escolar, para
que sirven, como crear correctamente una rúbrica etc. Lo primero que suelo
hacer es abrir la primera página que aparece en el buscador, aunque sea un blog
o cualquier otra cosa, para ver si en ellos encuentro algo que de algunas
formas me pueda ser útil. La página en cuestión se titula “Educación 3.0. Líder
informativo en innovación educativa” y en ella aparece un artículo de una tal
Laura Román, en el que, entre una cosa y otra, esta analiza las rúbricas de dos
profesoras españolas, presentándolas como ejemplos a seguir para realizar una
correcta rúbrica de evaluación. Sin embargo, lo curioso es que justo lo primero
que me llamó la atención fue la rúbrica de una de las dos profesoras que
aparece en el artículo, que, al parecer, resulta ser todo lo contrario de cómo
debería hacerse una buena rúbrica. El error más común que analizamos en clase, y
que se suele hacer en la creación de una rúbrica, es, justamente, confundir la
tarea con los objetivos de aprendizaje y confundir la rúbrica con baremos de
cantidad. En la rúbrica en cuestión, de hecho, lo único que resulta bien es la
escala de calificación, pero lo que está del todo incorrecto son los criterios
y las descripciones. En lugar de criterios de evaluación sobre una tarea, aquí
encontramos criterios de comportamiento de cada alumno/a hacia el resto de
compañeros del grupo-clase, probablemente referido a una tarea o a una sesión
de clase, y en vez de incluir correctamente una descripción de los niveles de calidad
de actuación acerca de los criterios de la tarea que se quiere evaluar, aquí
aparecen escalas de cantidad (“4. totalmente”, “3. sí, pero…/bastante”, “2. a veces”,
“1. nunca”). Si hacéis clic en la siguiente imagen, os llevará al artículo del
que os acabo de hablar y en el que aparece la rúbrica en cuestión.
Para que podáis
entender mejor como debería crearse una rúbrica, os dejo a seguir un ejemplo de
rúbrica que produjo mi grupo durante una actividad de clase, y si hacéis clic
en la imagen os llevará a un documento Word en el que aparece la actividad
hecha por parte de los diferentes grupos, para que podáis ver de que trataba el
ejercicio, como lo desarrolló cada grupo y las rúbricas que cada uno creó sobre
la tarea realizada. Mi grupo es el número 1.
Para concluir esta
entrada, a seguir os dejo unas páginas web sobre rúbricas y otros instrumentos
de evaluación, que pueden ser de vuestro interés.
¡Un
saludo a todos!
-Página
web de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del
Gobierno de Canarias. Aquí se encuentra una descripción de las Rúbricas (LOMCE)
y ejemplos de ellas por asignatura: https://www.gobiernodecanarias.org/educacion/web/secundaria/informacion/rubricas/rubricas-eso.html
-Página web del
Gobierno de España sobre la evaluación con la LOMCE: http://www.educacionyfp.gob.es/educacion/mc/lomce/evaluacion.html
- PDF: Manual Descriptivo
de Instrumentos de Evaluación bajo el Modelo de Competencias, Xunta de
Galicia: https://www.edu.xunta.gal/centros/cafi/aulavirtual2/pluginfile.php/30957/mod_resource/content/0/Descripcion-Instrumentos.pdf
¡Hola, Tatiana!
RispondiEliminaEn primer lugar, me gustaría decirte que me ha resultado muy interesante tu entrada, porque además de compartir un punto de vista diferente por haber estudiado en otro país, me ha permitido conocer el trabajo de aula del grupo 2, ¡muchas gracias!
En segundo lugar, en lo referente a la rúbrica, coincido completamente contigo en lo que indicas sobre la gran confusión que existe en webs de referencia (como en el banco de rúbricas de INTEF) sobre los términos rúbrica y baremo. Personalmente, considero que el proceso de enseñanza-aprendizaje ha cambiado tanto en los últimos años, que da la sensación de que existe un desconocimiento generalizado sobre determinados conceptos o metodologías docentes. Sin ir más lejos, esta misma sensación la tuve cuando intenté elaborar una rúbrica para evaluar la UDI desarrollada en la asignatura de “Diseño curricular”, encontrándome con muchas opiniones contradictorias y un gran desconocimiento sobre los polémicos “estándares de aprendizaje”. Personalmente, considero que para que este tipo de instrumentos de evaluación se empleen apropiadamente en la comunidad educativa, debería haber una formación continua, previa a su aplicación, para evitar así estas contradicciones y malos usos. Sobre todo, sería de gran interés esta medida para explotar al máximo los beneficios de su correcta aplicación, pues imagino que, al igual que yo, desconocías el gran valor informativo que puede llegar a aportar una buena rúbrica (tanto al docente, como al alumnado). A este respecto, me parecen muy interesantes los métodos de autoevaluación y coevaluación (tomando una rúbrica por referencia), pues hacen que el alumnado, individual y grupalmente, sea el protagonista de su propio aprendizaje, lo que contribuye al refuerzo de su autoconcepto y fomenta el trabajo en equipo. Si se trata de “aprender a aprender” a lo largo de la vida, considero que los antiguos procesos de calificación por nota, sin feedback descriptivo, carecen de sentido en la práctica docente actual.
Por último, compartir contigo que realmente espero que durante nuestras prácticas tengamos la ocasión de comprobar si estos métodos alternativos de evaluación ("peer assessment", "ladder of feedback", rúbricas, hojas de observación, etc.) se emplean en el aula y, lo más importante, si existe feedback que realmente alimente el aprendizaje tras el proceso de evaluación.
¡Qué tengas un muy buen fin de semana!
¡Hola Tatiana!
RispondiEliminaAntes de nada, enhorabuena por tu entrada. Hay algo que me encanta de todas tus publicaciones y es que siempre relacionas los conceptos aprendidos con tu experiencia en el sistema educativo italiano. Esto me parece muy interesante para tod@s nosotr@s, puesto que creo que es importante conocer qué está ocurriendo en materia educativa en otros países europeos.
De esta entrada en concreto, algo que me ha llamado particularmente la atención es que cuentas que en Italia en todas las materias se hacen exámenes escritos y orales al final de cada Unidad Didáctica. Esto resulta cuando menos sorprendente para el alumnado español. Al menos desde mi experiencia, durante toda mi etapa escolar apenas tuve exámenes orales, ni siquiera en las asignaturas de lenguas extranjeras, lo que provocó que la mayoría de nosotr@s no fuésemos capaces de expresarnos con fluidez en inglés o francés al acabar el instituto. Esta idea me parece primordial y creo que también debería ocurrir en España.
Por otra parte, un aspecto en el que por desgracia el sistema educativo español e italiano parecen coincidir es la forma de evaluar. Al igual que tú, yo tampoco vi nunca una rúbrica de evaluación en todos mis años de instituto; las notas parecían ser consecuencia del nivel de exigencia del profesorado o del humor que se encontraba cuando corregía tu examen.
Si algo he aprendido de este máster es la importancia que tienen las rúbricas, pues no solo garantizan una nota justa para el alumnado si no que resultan de gran utilidad para el profesorado a la hora de calificar de forma correcta.
Gracias por tu entrada.
Saludos,
Tania